Nunca he sido muy fan de las pelis y cuentos de terror. Me dan miedo, y no soy de esas personas que disfrutan la sensación. Aun así, como casi todos, tengo un par de experiencias en mi vida que bien podrían pasar por historias de fantasmas. Por eso, cuando vi La Maldición de Hill House, no pude evitar preguntarme: ¿por qué seguimos creyendo en fantasmas?
De qué va la serie de Netflix
La Maldición de Hill House es una serie de 10 episodios inspirada en una novela de la escritora americana Shirley Jackson. Stephen King habla de ella como una de sus mayores fuentes de inspiración. Es la típica historia de una casa embrujada, pero con un nivel de producción que supera a la mayoría de obras de este tipo.
El casting es fabuloso y el guion está muy bien escrito, con unos giros que, una vez que te los explican, te hacen pensar: ”¿Cómo no me di cuenta antes?”. Esto la hace ideal para un segundo visionado, cuando ya sabes lo que pasa y puedes apreciar los detalles con calma.
Eso sí, no es perfecta. Algunos recursos de dirección, como los eternos planos secuencia o los cliffhangers entre líneas temporales, pueden llegar a cansar. Pero las actuaciones y los diálogos memorables (como el monólogo de Mr. Dudley o el de Theodora) compensan con creces esos momentos.
Entre el pasado y el presente
La serie tiene un enfoque muy interesante: dedica un episodio a cada personaje principal, mostrándote cómo sus traumas del pasado influyen en su vida actual. Es como si la casa fuera un gran espejo que refleja las heridas de todos los que han pasado por ahí.
Por ejemplo, en el segundo episodio te das cuenta de cómo el pasado no solo afecta, sino que determina absolutamente el presente. Y claro, como espectador, no puedes evitar pensar en tus propias historias y cómo te han llevado a ser quién eres hoy.
Como en la vida real, cada personaje vive cada evento de forma distinta, y eso es clave en la serie. Los gemelos, por ejemplo, comparten mucho, pero el impacto que tiene en cada uno es totalmente único y eso se ve genialmente en los episodios 4 y 5.
Por qué he elegido La Maldición de Hill House para hablar de fantasmas
Lo que más me gustó de La Maldición de Hill House es cómo usa los fantasmas para explorar temas más profundos. En lugar de ser simples sustos, representan las cosas que los personajes no han superado: duelos, traumas familiares, miedo al abandono, etc. Sirve para entender que el pasado está siempre ahí, acechando.
También ayudó que, al verla por primera vez, me identifiqué con Steven, el hijo mayor.
Él no cree en fantasmas y pasa su vida intentando encontrar explicaciones lógicas para todo lo sobrenatural. Pero, en el fondo, parece que quisiera que fueran reales, quizá como una forma de sentirse más conectado con su familia.
Los fantasmas en la historia
Desde tiempos inmemoriales, los fantasmas han sido parte del folclore humano. Todas las culturas tienen sus versiones de espíritus, y eso no es casualidad. La idea de que algo de nosotros persiste después de la muerte nos da cierto consuelo. Los fantasmas parecen reflejar nuestra eterna lucha con la idea de la muerte.
En prácticamente todas las culturas a lo largo de la historia, cuando una persona fallece, sigue viviendo como lo harías tú, pero sin tener que trabajar para comer ni pagar una hipoteca o alquiler. Es como si los muertos volvieran al colegio, pero sin obligación de estudiar. Y como en el colegio algunos intentarán aprovecharse o abusar de ti, otros te ayudarán y otros simplemente pasarán de ti.
Pero durante la Edad Media, por culpa del cristianismo y su concepto del purgatorio, los fantasmas empezaron a volverse más siniestros. Casi todos los muertos con asuntos pendientes deberían volver a nuestro mundo para resolverlos. Esta influencia se ve muy clara en La maldición de Hill House, donde cada personaje es perseguido por los fantasmas en relación a recuerdos traumáticos de su infancia o relaciones familiares fracturadas (muerte, duelo, miedo al abandono, etc.).
La ciencia y los fantasmas
La ciencia tiene varias teorías sobre por qué creemos en fantasmas que pueden englobarse en 5 grandes grupos:
- Factores Fisiológicos: algunas personas con problemas visuales o auditivos pueden ver u oir cosas extrañas. Algunos alimentos o una mala higiene de sueño también influirá en tus percepciones.
- Pareidolias y patrones: nuestro cerebro busca sentido en todo, incluso en sombras raras o ruidos extraños.
- Infrasonidos: hay vibraciones de baja frecuencia que no podemos oír, pero pueden hacernos sentir incomodidad sin causa aparente.
- Factores ambientales: algunos cambios en la temperatura y presión ambiental, movimientos tectónicos o variaciones en campos electromagnéticos pueden generar situaciones a las que no estamos acostumbrados y que parecen sobrenaturales.
- El poder de la sugestión: Si te dicen que un lugar está embrujado, lo más probable es que cualquier ruido raro te parezca paranormal.
La mayoría de las experiencias paranormales se pueden explicar con una mezcla de estos factores: Una persona sugestionada por distintas historias sobre una casa encantada entra dentro de dicha vivienda con un alto nivel de estrés por la situación. Puede que incluso la noche anterior no haya dormido bien si sabía que iba a acudir a dicha vivienda. Cuando llega allí, por el rabillo del ojo siente un brillo y, al volverse, le parece ver una sombra detrás de unas cortinas que se están moviendo por el viento, que con sus silbidos parece simular un llanto. ¿Quien no estaría sugestionado con tanto estímulo? 😂
¿Por qué creo que seguimos creyendo en fantasmas?
Creo que a los seres humanos nos da miedo la muerte, y pensar que existe una vida después nos tranquiliza por muchos motivos.
Si hay una vida después de la muerte, morir resulta menos traumático, menos absoluto, menos permanente. Pensar que solo hemos cumplido una etapa y se abre una nueva, es algo que toleraramos bien. Igual que pasamos de la infancia a la adolescencia, de la etapa educativa al mercado laboral o de nuestra familia de origen a la vida en pareja y luego de nuevo a un modelo familiar, existe un condicionamiento pavloviano que nos permite aceptar cualquier cosa (incluso la muerte) si lo vemos como algo transitorio.
También existe un componente de condicionamiento operante. La tranquilidad que obtenemos al creer en el más allá, nos ayuda a superar la pérdida de un ser querido. Además, el refuerzo social que se produce al compartir ese modelo con, prácticamente toda la humanidad (más allá de su origen y/o creencias) refuerza la postura. Me tranquiliza pensar que la gente a la que quiero no se van del todo, pero me tranquiliza mucho más saber que no soy el único que piensa así.
Además, en un mundo cada vez más incierto y caótico, los fantasmas proporcionan una narrativa estable y sencilla de interpretar. Nos recuerdan que el pasado siempre está presente, que las acciones tienen consecuencias y que, de alguna manera, los muertos continúan influyendo en la vida de los vivos.
Mi conclusión
Creo que las historias de fantasmas han estado ahí y estarán siempre, porque nos permiten reflexionar sobre la vida, la muerte y lo que dejamos sin resolver. Nos permite mantener vivos a los que nos importan y resolver errores de los que nos arrepentimos. Además, tiene algunos beneficios y casi ninguna desventaja:
- Ni el más inteligente de tus cuñados podrá ganarte en una discusión. Puedes decir que los ves y los oyes y nadie podrá rebatírtelo (aunque tal vez te lleven a un psiquiatra).
- No haces daño a nadie (salvo que pertenezcas a una secta satánica que sacrifica seres vivos para resucitar a los muertos 🤣), por lo que los nadie se esforzará en sacarte de tu error.
- Formarás parte del grupo más grande de seres humanos que existe (aquellos que creen que hay algo después de la muerte), por lo que nunca te faltará gente con la que compartir ideas.
Y a pesar de todo esto, y como Steven (el hijo mayor en La Maldición de Hill House), yo no creo en fantasmas, aunque a veces me gustaría.
¿Y tú que opinas? ¿Crees en fantasmas? 👻
Me encantaría leer o escuchar tus reflexiones. Házmelas llegar a través del canal de Telegram o a través del formulario en la web y los publicaré aquí.